¿Cómo funcionan las plantas medicinales?
Sabemos que las hierbas poseen
efectos terapéuticos porque han sido utilizadas por los seres humanos durante
miles de años. A lo largo de ese tiempo las prácticas inútiles o peligrosas
fueron proscritas, las hierbas psicotrópicas se identificaron y reservaron para
propósitos religiosos, y las que perduraron fueron las plantas medicinales más
provechosas.
¿Qué es una hierba?
Una hierba es cualquier planta utilizada en medicina.
Cualquier cosa de naturaleza vegetal que se utilice para preparar un remedio puede
denominarse hierba, tanto si se trata de las flores, la corteza, la hoja, el
tallo, los bulbos, las semillas o la raíz. También se usan líquenes, algas
marinas y hongos.
¿Cómo actúan las hierbas?
Las hierbas son unos organismos
muy complejos. Al analizarlos por medio de métodos como la cromatografía, se
comprueba que contienen docenas de constituyentes que pueden ser útiles para
preparaciones medicinales. Un farmacólogo aislaría los ingredientes activos,
pero un herborista sostiene que la naturaleza es muy sabia y que los múltiples
compuestos que se hallan presentes en las hierbas son más eficaces cuando
actúan conjuntamente.
Aunque los trabajos de
investigación han demostrado el valor del uso tradicional de las hierbas
enteras, sabemos muy poco respecto a la forma en que las hierbas actúan en el
interior del cuerpo. La ciencia moderna no ha desarrollado esta labor: buena
parte de los conocimientos médicos se basan en la patología y las pruebas de laboratorio
con animales. Estos conocimientos
presentan escasa relevancia de cara al estudio de los remedios elaborados con
plantas enteras en el cuerpo vivo y la práctica holística de la medicina. Se
precisa una nueva metodología.
La herboristería ocupa un terreno
intermedio entre los fármacos y los alimentos. En un extremo del espectro de la
herboristería se hallan unas plantas de potente acción, algunas de las cuales
se han utilizado como fuente de los fármacos modernos, como la atropina
derivada de la peligrosa belladona. En el otro extremo están las plantas
nutritivas como la ortiga, con un elevado contenido de hierro, vitaminas y
aminoácidos.
Las hierbas no tienen efectos
secundarios según el significado ortodoxo del término. Existen indicaciones y
contraindicaciones, pero todos los efectos son consecuencia del carácter y la
estrategia terapéutica de la planta. No existen constituyentes deseables o
indeseables: toda la planta debe ser aceptada tal cual es. Por ejemplo, la
salvia posee unas propiedades relajantes, estimulantes, carminativas,
diuréticas, diaforéticas, febrífugas y equilibrantes del nivel hormonal. Todas
estas peculiaridades forman parte de su carácter y al tomarla deben ser
aceptadas.
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